Sunday, November 16, 2008

Prologo

Gonzalo Guevara nunca pensó cuando era niño allá en su natal San Miguel, que un día pasaría a engrosar las filas de esos miles y miles de inmigrantes que colonizarían el Norte de América, así como jamás se imagino que en su adolescencia seria testigo de una de las mas cruentas guerras liberadas en su patria, sea como sea esos recuerdos mezclados con otras vivencias de infancia lo marcarían para siempre fuese a donde fuese y eso fue lo que precisamente sucedió cuando se radico en Nueva York, los fantasmas que por tantos años lo persiguieron se materializaron y en un una catarsis sui generis brego con ellos y con sus nuevos demonios en su país adoptivo, donde descubrió a los clásicos americanos y reafirmo su condición de Latinoamericano al leer a muchos autores que nunca en su vida había leído, ya sea porque fueran censurados en su patria o porque no tenia acceso a esos libros, algo común en un país donde la gente prefiere comer que comprarse un libro, le digo sinceramente, que en el marco de la raquítica producción de literatura salvadoreña que hay actualmente en la diáspora, el suyo me parece un texto de vanguardia, por su estilo desmitificador del objeto de la literatura, y muy bien estructurado.
Es un texto cuyo contenido se asimila en el primer intento, lo cual es característico de la buena literatura. Este tipo de literatura irreverente es la que me gustaría encontrar cuando abro las páginas culturales de los periódicos salvadoreños.
A Gonzalo lo conocí vía Internet cuando me llego un correo electrónico suyo invitándome a ser testigo de uno de sus múltiples proyectos artísticos, en este caso especifico una instalación de concepto atrevido, además de escritor es pintor y escultor, cineasta aficionado. Lo peculiar de sus cuentos es la forma tan folklórica en que los cuenta, es decir usando malas palabras o jerga como formas de expresión, ya que su arte esta dirigido a las masas, mucho menos son patanadas de gratis, el toma muy en serio su arte, así como sus temas, a alguna gente puede disgustarle por trompudo, pero no puede quedarse indiferente, solo se le puede criticar por tener el coraje de decir las cosas tal como son, sin adornos, ni suavizando las expresiones populares, así como tampoco se puede describir a la serpiente sin sus colmillos, el uso del coloquialismo salvadoreño mezclado con spanglish esta presente en su manera de expresar temas tan delicados en sus cuentos, como crudos sus contenidos sin llegar a la vulgaridad innecesaria, es decir sus personajes muchas veces son sacados de los lupanares que existen en todas partes, historias desagarradoras que parecen sacadas de las paginas rojas de los periódicos sensacionalistas, notas trágicas combinadas con chispazos de humor que las hacen mas digeribles al lector y con un alto grado de erotismo que rayan en lo indecente e inmoral, lo cierto es que los que leen sus cuentos negros son gente de a pie, de las fabricas, gente mayormente sencilla que se identifica con las situaciones descritas y el uso del lenguaje soez.
Gonzalo emula dignamente a Charles Bukowsky, por eso es indudable la gran influencia que el gran perdedor ejerce sobre su mas fiel admirador y discípulo.
Sus escritos bien podrían ubicarse en la categoría de existencialistas, por ponerles alguna etiqueta, ellos están saturados de violencia, sexo y drogas al mejor estilo del cine Hollywoodense, un genero por cierto muy rentable, sin embargo su originalidad consiste en que estos cuentos son parte de ese submundo y de esa subcultura que bien no tiene cabida en las sociedades burguesas que enuncian los valores cristianos como suyos y que los convierte automáticamente en garantes de las normas impuestas por ellos mismos, con el fin de mantener oprimidas a las masas que victimas de la desesperanza se lanzan a conquistar por todos los medios necesarios lo que creen suyo, aun trasgrediendo la ley y quebrantando el sistema.
Por eso estos cuentos le trajeron fama de provocador y bochinchero, la compañía de Jesús se los rechazo, no se atrevieron a publicarlos y no le quedo mas remedio que auto financiarlos, muy a pesar de eso han tenido amplia acogida entre esa masa proletaria inmigrante que pulula por la gran metrópolis, llevando a sus espaldas esa carga de inadaptados de un sistema que se esfuerza por marginarlos y anularlos.
Pese a todas estas vicisitudes mencionadas no se dio por vencido y continuo con la saga y prueba de eso es este segundo libro que cierra un ciclo en la temática de bares, barras y burdeles.
Estos dos libros le auguran desde ya un sitio en las nuevas letras centroamericanas de la diáspora, que emergen bajo la censura o la indiferencia.
Este segundo libro retoma la temática de la desesperación y la nostalgia en la oscura soledad del hotel donde conocimos al autor, quien finalmente ha roto el cerco y se posesiona como un narrador de la desventura y la desesperanza y leal a sus principios no se compromete con el Establishment, sigue escribiendo con la misma sinceridad que lo caracteriza, es decir sin tapujos y con fidelidad, características que lo convierten en un exponente vanguardista de este genero literario y que es parte del fenómeno de la construcción de la identidad guanaca en el norte, aun campeando terribles criticas y señalamientos burdos que no tienen fundamentos, para bien o para mal pasara a la historia como precursor de este genero maldito, que desde ya ocupa un puesto privilegiado en los anales de la indomable generación irreverente formada en el mismo corazón del imperio que les vio llegar de forma silenciosa hasta alcanzar el reconocimiento de académicos e historiadores.
Así también este libro “Barras y otros lugares” marca un hito entre la comunidad salvadoreña victima de la transculturizacion propia de los pueblos migrantes, generación que generalmente es la mas aporreada por ser la primera, así mismo saca del anonimato a esos millones de seres humanos que diariamente se debaten entre la locura y la nostalgia lejos de la tierra que les vio nacer, por cumplir con ese compromiso de amor hacia los que dejaron atrás por alcanzar un sueño, donde echaron raíces en espera de mejores tiempos para su patria, la patria de todos los aventureros.
Para ellos van dedicadas estas paginas escritas con sangre y dolor con la esperanza de que aquellos que jamás pasaron por situaciones semejantes entiendan mejor el sufrimiento de nuestros compatriotas.

Roberto Cabrera. Hempstead, NY, 30 de Octubre del 2008.